El río Tajo lleva años enfermo, está perdiendo su memoria…
Difusos son los recuerdos de cuando su caudal bañaba los pueblos y estos unidos compartían un poco de pan y vino a su orilla en los días festivos, de cuanto las artes más tradiciones se entremezclaban con los reflejos acuáticos, de aquellas conversaciones secretas entre enamorados cuyo único cómplice era el Tajo.